El 2020 sorprendió a todos los países con una pandemia que ha cambiado la forma en que nos relacionamos entre las personas así como nuestra relación con los espacios públicos y privados. Este es el caso de la población infantil; poco se ha discutido sobre las implicaciones que el confinamiento en espacios muy reducidos con un alto nivel de hacinamiento les provoca.
Quizás como sociedad no podamos ver las consecuencias de esto hasta dentro de algún tiempo, sin embargo, padres y madres y personas cuidadoras ya lo comienzan a notar en cambios de humor, hábitos, trastornos del sueño. Tenemos que abrir los espacios para que los infantes nos hablen sobre qué sienten de no poder ir al parque, no tener contacto con otras niñas y niños más allá de sus clases por medios digitales (que ya de por sí crea una brecha mucho más profunda de desigualdad entre aquellas niñas y niños que no tienen acceso a esta tecnología).
El estrés que nos causa a las personas adultas la incertidumbre laboral y la disminución en los ingresos del hogar hace que los niveles de violencia doméstica se hayan agudizado estos últimos meses en México y la región de Latinoamérica, poniendo en riesgo inminente a la población infantil.
Es en este contexto de emergencia sanitaria acentuada por una histórica brecha de desigualdades sociales y económicas, que es imperativo hablar de los derechos de las niñas niños y adolescentes.
UNICEF realizó un documento donde propone lineamientos para que el estado mexicano pueda atender el aumento de violencia a corto, mediano y largo plazo en el contexto actual del COVID-19 de niñas, niños y adolescentes. En este documento, se hace referencia al aumento de 28% de las llamadas al 911 por violencia doméstica contra las del mismo periodo el año pasado.
Si bien el riesgo de contagio sigue latente y en aumento en la mayoría de la región de Latinoamérica, “las consecuencias del COVID-19 en la infancia y adolescencia en México no serán causadas mayormente por la enfermedad en sí; serán más bien secuelas de las medidas necesarias para prevenir el contagio, como la restricción de movimiento, el estrés, la situación económica de las familias, factores que amenazan la protección ante la violencia y el abuso contra la niñez y adolescencia”, señaló Christian Skoog, Representante de UNICEF en México.
Por lo tanto, es urgente abrir la discusión y saber de primera mano cómo niñas, niños y adolescentes están atravesando el confinamiento, cómo les afecta.
¿Cómo podemos integrar a las niñas y niños en las medidas preventivas de la pandemia?
Desde Exploradores de la ciudad lanzamos una bitácora desde la que buscamos conocer cuáles son las experiencias de niñas y niños en confinamiento. Este material es una herramienta con la cual pueden expresar sus emociones y ayuda a que padres, madres y personas cuidadoras conozcan cuál es su sentir.
Es prioridad que se creen los mecanismos adecuados para que niñas y niños puedan participar y ser protagonistas de la conversación, que sean ellas y ellos (con nuestra ayuda y acompañamiento) quienes creen espacios y soluciones a este problema que aqueja a todo el mundo, buscar soluciones desde un marco de participación infantil integral.
Una de las medidas más eficientes para ayudar a que niñas y niños se integren a los procesos de participación es informarles sobre sus derechos y acompañarlos en el proceso de búsqueda de ejercicios de participación. En México se han llevado a cabo algunas consultas infantiles a partir de la pandemia, una de ellas realizada por la CDHCM titulada “infancias encerradas”.
La bitácora “Explorando en casa” también busca entender cómo las niñas y niños están viviendo el confinamiento y está disponible en diferentes idiomas.
Mucho de estos derechos se apoyan de infraestructura, espacios públicos y servicios con los que debería contar la ciudad, como lo dictan las acciones recomendadas por el Comité Internacional de Derechos del Niño, entre ellos:
1. Considerar los impactos sanitarios, sociales, educativos, económicos y recreativos de la pandemia en los derechos del niño (y niñas).
2. Explorar soluciones alternativas y creativas para que los niños (y niñas) disfruten de sus derechos de descanso, ocio, recreación y actividades culturales y artísticas.
5. Mantener la provisión de servicios básicos para niños/as, incluyendo atención médica, agua, saneamiento y registro de nacimientos.
8. Liberar a los niños/as de todas las formas de detención o encierro, siempre que sea posible, y proporcionar a los niños que no pueden ser liberados los medios para mantener un contacto regular con sus familias.
10. Difundir información precisa sobre COVID-19 y cómo prevenir la infección en idiomas y formatos que sean amigables y accesibles para todos los niños/as, incluidos los niños con discapacidades, los niños/as migrantes y los niños con acceso limitado a Internet.
11. Brindar oportunidades para que las opiniones de los niños/as sean escuchadas y tomadas en cuenta en los procesos de toma de decisiones sobre la pandemia.